Todos queremos disfrutar la paz del Señor, pero tenemos que saber que no es una paz que caiga sola del cielo: Él nos la da, sin embargo el Señor nos indica que tenemos una parte activa. Podemos verlo ilustrado en el siguiente versículo:
“Apártate del mal, haz el bien, busca la paz y síguela” Salmo 34:4
Aquí podemos observar cuatro verbos con indicaciones muy claras: apartarse, hacer, buscar y seguir.
Cuando el Señor nos dice que nos apartemos del mal no se refiere solo al mal externo a nosotros, como una mala acción o alguien que sea una mala influencia, sino también al que nosotros mismos podemos crear en nuestra propia mente.
A veces dejamos volar nuestra imaginación y nos juega una mala pasada exagerando o idealizando de manera negativa lo que creemos que nos va a acontecer. Es bueno aprender a controlar nuestra mente y apartarnos de aquellas ideas irreales que nos hacen daño.
Es bueno ocuparse, pero no preocuparse. Estas dos palabras tienen un léxico parecido, pero tienen significados muy distintos: si nos ocupamos estamos tratando un tema, mientras que si nos preocupamos estamos sintiendo desasosiego, inquietud o temor por algo. Por lo tanto, deberíamos pensar qué es lo que nos preocupa e intentar darle una solución si está en nuestra mano.
Te voy a poner un ejemplo: un día, en un trabajo que tuve, una compañera me hizo un comentario de desprecio que en ese momento no me esperaba. Me sentí indignada y me callé, continué con mi trabajo, pero no paraba de darle vueltas a la cabeza. Decidí hablar con ella y le dije muy seriamente: “te voy a pedir un favor, y es que me hables con respeto, igual que yo te hablo a ti siempre”. La compañera no recordaba lo que me había dicho y conversando me dijo que no se había dado cuenta y que lo sentía mucho. Es bueno hablar de lo que nos ocurre y no dejar volar nuestros pensamientos negativos, porque así dejamos nuestro corazón y nuestro pensamiento en paz.
Vemos claramente otro ejemplo en la historia de Marta y María. Marta estaba preocupada en muchos quehaceres, “afanada y turbada” dice la Escritura en Lucas 10:38-42. Sin embargo María había escogido pasar tiempo pendiente de lo que decía el Señor Jesús, y esa era “la buena parte”, como dice la Escritura. Realmente las dos tuvieron una parte activa, pero una elección distinta. Marta estaba centrada en sus quehaceres y en qué hacía su hermana: eligió preocuparse y dejó volar sus pensamientos. Sin embargo María escogió ocuparse en los asuntos de su Señor sin afectarle la actuación de su hermana.