Quiero expresar aquí, la certeza de como Dios permanentemente está dispuesto a hablarnos donde quiera que estemos.
Estaba yo viendo un programa en el televisor de preguntas y respuestas, y una de las preguntas fue la siguiente: «¿de qué otra manera se le llama a la pupila del ojo?» La respuesta es NIÑA.
Automáticamente El Señor golpeó mi corazón y mi mente y comenzó a hablarme.
Yo atribuía esta palabra sólo a la protección y preferencia que tiene Dios hacia nosotros: «Eres como la niña de mis ojos,» pero Dios me decía, «Hay mucho más detrás de ello.»
En el original Hebreo, esa frase viene a significar algo así como «el pequeño hombre de los ojos,» y ahí, Dios me decía: «YO miro tus ojos y me veo,» GUAUUUU, o sea, que al mirar mi pupila, queda reflejado ese «hombrecito” del original Hebreo y es ÉL.
Me dijo con inmenso amor: «No sólo vosotros sois mi tesoro preciado al cual siempre guardaré y protegeré; vosotros sois Mi reflejo en vuestros ojos, YO me reflejo, está Mi poder en tus miradas, y por ende la forma en que deben mirarse las cosas.
Comprendí que Su amor hacia nosotros va mucho más allá de la protección. Nos entrega el poder y la responsabilidad de mirar como Él mira, y eso implícitamente deja ver CUÁNTO CONFÍA EN NOSOTROS Y CUÁNTO QUIERE CONTAR CON NOSOTROS.
-Ana Laura