Creía que tenía que hacer todo lo que fuera posible por los demás. Mis pensamientos eran: “no tengo ningún derecho”, “no debo pensar en mis necesidades”, “tengo que decir que sí a todo”. Eran pensamientos autodestructivas, pero no lo sabía.
Jesús dice, “Ama a tu prójimo COMO a ti mismo”. Ni más, ni menos. Hay que tener balance. De hecho, si no sabemos cómo amarnos y cuidarnos a nosotros mismos correctamente, no vamos a saber cómo hacer lo mismo con otros.