¿Podría imaginarse este hombre que se levantaría siendo cojo pero se acostaría siendo un hombre física, emocional y espiritualmente sano? ¡Seguro que no! Había sido cojo toda su vida; vida…
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¿Podría imaginarse este hombre que se levantaría siendo cojo pero se acostaría siendo un hombre física, emocional y espiritualmente sano? ¡Seguro que no! Había sido cojo toda su vida; vida…
Si simplemente consideramos el evangelio en términos de nuestro pecado y nuestra vida espiritual con Dios, nunca nos pararemos a pensar que nuestra lucha puede ser un síntoma de vergüenza y no un resultado de nuestro propio pecado, sino del pecado cometido contra nosotros. Tenemos que llegar a la raíz del asunto y descubrir la verdad de por qué luchamos con los comportamientos y adicciones no deseados que tenemos. Es la única manera de encontrar verdadera libertad.
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